¿Qué significa reducir las emisiones de CO₂ a la mitad? ¿O que la producción de energía —o de algunos tipos— decaiga desde su «peak de producción», que probablemente para algunos ya ha sido, hasta la mitad?
El otro día le explicaba a un amigo qué pasaría cuando la energía disponible vaya disminuyendo año a año, o qué significaría la reducción del CO₂ si realmente quisiéramos reducir las emisiones, ya sea por la fuerza —porque se acaban los recursos— o porque realmente (y, mágicamente para la forma de ser del humano capitalista) hubiésemos decidido reducirlas.
Intenté explicárselo de varias formas, pero no había manera de que entendiera lo que le estaba diciendo, por ser algo tal vez demasiado abstracto. Al final, recordando una conversación que tuvimos sobre sueldos en el País Vasco y en otros sitios de España, se me ocurrió un símil para que lo entendiera y fuera él mismo quien se figurase qué pasará en el futuro con la reducción de emisiones de CO₂ o cuando la producción de energía o de petróleo vaya disminuyendo y cada vez haya menos que el mes anterior.
Aquí va la parábola del sueldo para CO₂, peak, o TRE:
Partimos de que tienes 1.500 € mensuales, ya sea porque trabajas, porque sacaste un disco y vives de las rentas, porque tu padre es rico, o eres un pensionista.
Es más, hasta ahora tu vida había ido bien, y poco a poco habías ido evolucionando en ingresos: empezaste como becario con 500 € al mes y ya vas por 1.500 € netos.
Al principio, con tus primeros sueldos, vivías con tus padres, y lo primero que hiciste fue emanciparte: te pillaste un alquiler de 600 €/mes (incluida comunidad, barato, barato) en Valladolid, donde trabajabas. Un piso discreto, de unos 75 metros cuadrados.
Después, con tu sueldo subiendo y ya de camino a los 1.500 €, te compraste a plazos un Renault Megane en 2007, por el que pagas 190 € al mes.
Todos los meses gastas en comida unos 200 €.
Agua: 30 €, luz: 50 €, e internet: 50 € se llevan otras partes de tu sueldo.
En total son: 600 + 190 + 30 + 50 + 50 = 920 € al mes.
Luego la gasolina del coche, con mantenimiento, ruedas, ITV, etc., te cuesta una media de 300 € al mes (no viajas mucho). Ya vamos por 1.220 € al mes. La cochera: 60 € al mes. Total: 1.280 €.
En fin, que estás emancipado, llegas a fin de mes, tienes trabajo, y encima, después de satisfacer todas tus necesidades básicas, aún te sobran 220 € al mes para ver cine, comprar música, videojuegos o libros, o ahorrar y, con las pagas extra, irte de vacaciones.
Ahora resulta que, por la crisis, tu empresa que fabrica coches empieza a disminuir ventas y a recortar temporalmente salarios o despedir. Sea por el motivo que sea, tus ingresos decaen: empiezas a recibir cada mes un poco menos que el mes anterior.
Al principio pasas de 1.500 a 1.400 €. Nada grave, es un problema, pero bueno, te quitas lo de salir con los amigos de copas.
Al mes siguiente cobras 1.300 €: adiós al cine, la música y los videojuegos, pero sigues pagando todas tus deudas y alquileres. Más o menos tu vida sigue bien.
Al mes siguiente, 1.200 €: aquí ya empiezan los problemas, porque empiezas a tocar cosas que considerabas necesarias. Te quitas la cochera. El coche en la calle y para adelante.
Al mes siguiente cobras 1.100 €: empiezas a usar tus ahorros para pagar lo que se pasa del presupuesto y te planteas qué más podrías quitarte. ¿Toca quitarse internet, tal vez? El coche lo necesitas para ir a trabajar, y puedes usar la wifi del vecino.
Al siguiente mes son 1.000 €. Tú sigues trabajando, menos mal, pero ya tienes que elegir: deudas, comer, coche, casa… ¿qué eliges? Dejas de usar el coche y pasas al transporte público, que te cuesta 100 € al mes, menos que los 300 € del coche. Pones el coche a la venta por lo que te queda de deuda, a ver si hay suerte.
Mes siguiente, 900 €. Ahora mismo te queda la deuda del coche (parece que tienes un comprador), la luz y el agua las sigues pagando, el alquiler también. Sigues trabajando, pero en empleos muy malos, y pagas cosas con los ahorros.
Mes siguiente, 800 €. Sigues sin vender el coche y las letras las vas pagando con tus ahorros. Te pones de nuevo internet porque lo necesitas si vas a estar todo el día en casa sin salir y trabajando.
Mes siguiente, 700 €. Estamos ya en la mitad de lo que cobrabas al principio: una reducción del 50%. Al final estás sin coche, pero no te dio para cancelar la deuda; sigues pagándola. Has dejado el piso y vives con tus padres. No sales mucho de casa, tienes internet. Mientras tus padres te paguen el agua y la luz, tú pones algo de dinero en casa para comida, pero al menos tienes ducha de agua caliente.
Paramos aquí por ahora. ¿Os habéis puesto en el papel de este chico? Pues es afortunado porque puede volver a vivir con sus padres.
Y ahora toca pensar en grande: ¿qué pasará cuando la energía disponible el mes que viene sea un 5 % menos, o un 10 %, o un 50 %? ¿Qué tipo de mundo viene? De todo esto hemos hablado y seguiremos hablando en nuestros libros. Espero que estés preparado.
¿Qué reduciría una empresa? ¿Tu pueblo? ¿Tu ciudad? ¿El Estado? ¿Qué pasa si no puedes volver a casa de tus padres y no te dan los ingresos en el futuro próximo para pagar tus deudas?
¿Qué nos quitamos? Aviones, coches, transporte marítimo de mercancías, calefacción en invierno, minería, servicios sociales, derechos sociales, educación, universidades, democracia, políticos, ricos, pobres, trenes, asilos, ejército, policía, hospitales públicos, médicos, bosques para convertirlos en leña, libertad de movimiento, derecho de reunión…
¿Qué piensas que se quitaría primero TU ESTADO si tuviera que elegir?
PS: Algo muy parecido comenta Antonio Turiel en sus charlas. Ambos usamos el mismo paralelismo: “mismas entradas producen mismos resultados”. No dejes de leerle también a él.


