Un animal ha desaparecido hoy, el último de su especie. Era un mamífero que solo existía en ese valle, que ha sido convertido en un cultivo de soja. Alguien dijo que la culpa fue del co2 y no de las excavadoras.
La energía se acaba, pero nadie parece verlo. Otro activista fue encarcelado hoy, solo quieren generar caos, dicen. Los políticos tienen planes, dinero e inversiones para los próximos años, no hay nada de qué preocuparse dicen, y sin embargo las cuentas no me salen.
“Maldito muchacho” dijo alguien en una manifestación, “no tienes nada mejor que hacer”.
Soy más consciente de lo que viene que la mayoría de la gente, pero no me siento especial, no sirve de nada saberlo más allá de verlo venir, si no tengo razón la gente me llamará conspiranoico, catastrofista, y si la tengo nadie estará ahí para darme las gracias por avisar.
No quiero que Internet deje de funcionar. Me gustan los ordenadores y tener móvil, he estudiado para entender estas máquinas, pero da igual, no es decisión mía. Esto no es una lucha contra algo, es solo analizar los inputs para predecir outputs, la tecnología se acaba mientras depreda el planeta.
Ni el “green new deal” ni el hidrógeno, ni los partidos ecologistas tienen la solución más allá de un burdo intento de perpetuar y legitimar el sistema, mientras el dinero tiene otros planes para seguir triturando la vida y generar riqueza hasta el último día.
La mayoría de la vida compleja va a desaparecer en los próximos años. Ecosistemas enteros forjados por el día y la noche, por el invierno y la primavera, durante millones de años, mañana, no estarán ahí. Los elefantes, las tortugas, los leones y los orangutanes que salían en los libros de cuando éramos niños volverán ahí para ser recordados una última vez.
La barrera de coral de Australia se muere, tal vez los océanos dejen de producir oxígeno suficiente pronto. Y eso es malo, muy malo, pero nosotros queremos minar los mares para seguir haciendo chips y coches. Nos preocupa que Manhattan o los Países Bajos se inunden, pero no que no tengamos oxígeno, o agua para beber.
Las temperaturas van a subir no un grado ni dos, 3, 4 o a saber, porque no lo sabemos. No sabemos hasta dónde hemos llegado, los datos dicen que la vida lo tendrá difícil en los próximos 50 o 100 años, pero lo importante es que la economía crezca un 2%.
No sirve de nada hacer un agujero en el suelo con víveres y una escopeta, solo alargarías tu sufrimiento, cuando salgas de tu agujero no habrá nada que comer ni que cazar.
El decrecimiento será obligatorio, irremediable. Tendremos una de cada 10 cosas y no porque alguien lo mande o porque voluntariamente decidas tener menos, será dictado por las leyes de la termodinámica, la tasa de retorno energético. No sirve con decrecer y tener menos coches, compartidos y eléctricos, o menos paquetes de compras online, o menos internet. Significa que no tendremos muchas cosas que consideramos imprescindibles, así de sencillo.
Hay pocas posibilidades de evitarlo, porque significa no tener, no viajar, no consumir, no construir, no hacer guerras, que todos los países trabajen de forma conjunta, comer carne solo una vez a la semana o al mes, y frutas y verduras de temporada que no vengan de los confines del planeta, no fabricar más que lo necesario para vivir y tener una vida digna, pero eso no es lo que quieren, los hay que quieren que cada vez tengamos más cosas y los más “comprometidos” a que tengamos unas pocas menos, pero no se plantean no tener.
Soy Casandra del siglo 21. Mi crimen es preguntarme de dónde vienen las cosas, cómo se fabrican, los materiales y la energía necesarios, las minas y sus desechos. Los ríos y el agua necesaria.
El co2 no es el problema, es el efecto de la causa que genera el problema.
Soy colapsista. Entra en mi mundo.
PS: Inspirado por el manifiesto hacker de 1986.
Este relato está disponible en video relato narrado por Felix Moreno. La versiónd e arriba es de 2023, la primera version abajo de 2020.
