Hoy pasé el día con mi tío Antonio. Hacía mucho tiempo que quería pasarlo con el, se hace mayor, la vida se complica y las tragedias y enfermedades se acumulan con la edad.
Hacía tiempo que quería pasar un rato con el en el campo, en su campo, en las tierras que compró con el sudor en una fábrica de zapatos inhalando cola y haciendo jornadas eternas.
Mi tío Antonio vivió la pobreza, no la pobreza como se entiende hoy, rentas por debajo de… pobreza energética etc…no no, pobreza pobreza, pobreza de calentar al fuego ladrillos para ponerlos entre telas y calentar la cama mientras entra nieve y agua por el techo en casas hechas de barro y retales de ladrillos al aire.
Mi tío vivió el final de la posguerra, conoció el hambre, algo que gracias, sus hermanos vivieron menos por jóvenes mientras la España de la posguerra se iba superando para vivir la pobreza a secas y luego la prosperidad de ir a las ciudades en busca de trabajos que te destruían la salud y el alma pero llenaban las despensas y permitían comprar una casa.
El vivió el campo en su mas cruda realidad, economía de subsistencia, producir para comer y los pocos excedentes cambiarlos por una onza de chocolate en la tienda de ultra marinos para el hermano pequeño y así que no viese la realidad tan triste y oscura mediante un pequeño dulce que llevarse al paladar, o poder comprar en la misma tienda una bolsa de agua para meterla en la cama calentita en vez de un ladrillo.
El fue uno de los primeros del frio y pobre pueblo de Burgos en emigrar en busca de mejor vida a otras partes de España. Acabó en Alicante tierra próspera en los años 60 y 70 con florecientes industrias que empezaban a producir todos los bienes que la España cerrada en si misma empezaba a necesitar gracias al aislamiento internacional. Zapatos, juguetes, mantas, toallas, papel… trabajos sin medidas de seguridad o salud que precisaban de mano de obra pseudo esclava y que llegaba en forma de autobuses con gente en pantalones de pana roídos y una maleta.
Hoy mi tío, todavía llevaba un pantalón de pana, eso si, limpio sin remiendos y con un digno jersey y una clase que ya quisieran los señoritos de la época.
En ese viaje de emigrante conoció a su mujer, tuvo hijas y vivió y vive una vida digna y con lo que fue ahorrando lo primero que hizo fue comprar un trozo de tierra. Un trozo de tierra que le pedía el cuerpo que era a lo más que podía aspirar alguien pobre en Burgos, apenas unos cientos de metros cuadrados donde poder seguir haciendo lo que había hecho toda su vida, producir comida para subsistir, sin mas florituras, sin chalet con piscina, sin electricidad y sin lujos, apenas una chabola hecha con retales donde dejar las herramientas del campo y pasar los ratos entre jornada y jornada en la fábrica.
Y allí cultivo patatas, y alcachofas, y zanahorias, y ajos y cebollas, y tuvo árboles frutales que le daban cerezas y manzanas y peras y tuvo vides y aceite y vino.
Hoy fui a ver el pequeño trozo de tierra, me estuvo enseñando todo una vez mas… me enseñó las 4 gallinas que le quedan, las alcachofas, el vino de hace 10 años prensado con sus pies y que atesora en una pequeña bodega y las conservas de manzanas y alcachofas que lleva haciendo toda su vida mediante el proceso de hervir y meter en tarro de cristal y tapa de hojalata.
Hablamos del ciclo del nitrógeno, de como el abona con estiércol de las gallinas y gente que le regala excrementos de caballos, de como toda materia orgánica se procesa y se re introduce en la tierra, de como toda la basura orgánica que producen en sus relucientes pisos mis primas la recoje, recicla y usa para alimentar a las gallinas y abonar la tierra junto con el pan duro para los pollos.
Pero también hablamos de que la tierra se mueve, se hunde, el suelo una vez lleno de agua formando una esponjosa base arcillosa se vacía y se agrieta, de como se mueven casas y suelos porque los acuíferos bajan, que a veces se llenan con lluvias torrenciales pero pronto vuelven a vaciarse.
Hablamos de la calidad de la tierra, le pregunté por los patos, me dijo que ya no tiene, que ya no son necesarios. Cuando mi tío empezó y hasta hace unos años había tanta biodiversidad que era un problema para sus cultivos y en vez de echar venenos compró unos patos. Su mayor problema eran los caracoles que devoraban todo y los patos hacían buen uso de los mismos para llenar sus buches… me dijo que en los últimos años lo que había sido una «plaga» o una molestia que solucionaba con patos había desaparecido completamente…. ya no hay caracoles… se han esfumado… se han extinguido en esa zona… tal vez por las altas temperaturas de los tórridos veranos o por la falta de agua que convierte la tierra en inerte… También dice que cada vez hay menos lombrices, no lo se…
Se le mueren los árboles frutales, se secan a veces por hongos que los destruyen o simplemente porque ya no tienen agua suficiente y eso que el los riega con goteo pero ya no es suficiente, la tierra se apaga a su alrededor….
Y así estuvimos hablando, preguntándome que por que hay gente que no cree que el clima esté cambiando que la biodiversidad se apaga, que el lo ve todos los días, que ya no hay casi aves en el cielo, que muchos insectos ya no aparecen por su campo, ya no hay culebras ni incluso las ratas de campo aguantan un ciclo de giro de el planeta por el sol… que poco a poco Alicante se está convirtiendo en un desierto….
Es curioso ver como alrededor de su trocito de tierra florecen los chalets con piscinas y vayas cada vez más altas mientras los espacios sin edificar apenas aguantan ya algo más que matojos secos y tierra dura y seca mientras una señal indica que en algún momento del futuro todo eso podría convertirse en asfalto, aceras y parcelas para ampliar el voraz apetito del progreso aunque pareciera que el progreso al igual que los caracoles ya no tiene fuerza ni para seguir creciendo en la zona y las señales se oxidan mientras el pueblo colindante se apaga….
Y así pasé mi tarde, melancólica, fría, pensando y escribiendo este texto…. cuidaros.


